Vino extremeño. Otra vez. No está mal, pero este no fue uno de los que me sorprenden por esa tierra.
De color picota tirandoa violeta, con leves brillos en el borde y abundante lágrima.
Aromas dulzones mezclados con ácidos, como de fruta, aunque predominan los dulces por poco.
De sabor intenso, demasiado ácido par ami gusto, algo tánico, bien en los dulces, sin predominar demasiado. Algo de café de fondo.
Uva: tempranillo (65 %) y syrah (35 %)
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